(con la colaboración de Xaviera Cabada y Katia Y. Garcia)
México tiene uno de los más elevados, sino el más elevado, índice de consumo de bebidas con aporte energético en el mundo para los grupos de edad de un año de vida en adelante. El mexicano consume en promedio 163 litros al año de refresco, Le sigue el estadounidense con 113 litros, 50 menos. En México, el consumo de bebidas azucaradas aporta más del 12% del total de energía consumida.
El INEGI revela a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), que una familia de escasos recursos destina 7.5% de sus ingresos totales a la compra de refrescos, mientras que las familias de ingresos moderados gastan 12% de sus ingresos en la adquisición de aguas y jugos embotellados, destacando una mayor demanda por refrescos de cola que cubren 70% del mercado.
Los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2006 revelaron también que la frecuencia en el consumo de refresco superaba a alimentos básicos como leche, huevo, carne, frutas y verduras. El refresco es la principal bebida que contribuye con el mayor aporte energético en la población mexicana.
En México, en el periodo de 1999 a 2006, la energía consumida proveniente de bebidas altas en energía, en las que el refresco representa un papel importante, se incrementó más del doble en adolescentes y se triplicó en los adultos. Esto corresponde a que en adolescentes, las kilocalorías2 consumidas provenientes de bebidas altas en energía pasaron de 100 kcal2 en 1999 a 225 kcal2 en 2006; mientras que en adultos pasó de 81 kcal2 1999 a 250 kcal2 en 2006.
Existen estudios tanto en seres humanos como en animales que muestran que los refrescos no producen saciedad y la compensación que proveen, en términos de la reducción del consumo de otros alimentos o bebidas en comidas posteriores, es baja, por lo que el efecto neto es un aumento del consumo de energía y por lo tanto la obesidad.
En México, contamos con el estudio de Jiménez-Aguilar y colaboradores, quienes analizaron datos de 10,689 adolescentes de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2006, en el que el consumo de refrescos se asoció positivamente con el Índice de Masa Corporal (IMC) en varones adolescentes mexicanos, ya que el análisis mostró que por cada porción consumida de refrescos, el IMC en los adolescentes varones aumentó 0.17 unidades.
Un reciente meta-análisis conducido por Vartanian y Schwartz encontró nexos claros del consumo de refrescos con el incremento de la ingestión de energía y peso corporal, y con el riesgo de diabetes y otras enfermedades no transmisibles.
Evidencia proveniente de una revisión sistemática conducida por Malik y colaboradores demostró una consistente asociación positiva entre el consumo de bebidas azucaradas, la ganancia de peso y la obesidad en niños y adultos. Un estudio realizado por Liebman y colaboradores en 1817 adultos evidenció que aquellos que consumieron más de un refresco al día tuvieron 70% más probabilidad de presentar sobrepeso y 32% más probabilidad de presentar obesidad.
Otro meta-análisis conducido por Malik y colaboradores demostró la clara relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el riesgo de presentar síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2. Basado en tres estudios de cohorte que incluyeron 19,431 participantes y 5,803 casos de síndrome metabólico, en los que los participantes con mayor consumo de bebidas azucaradas tuvieron 20% más riesgo de desarrollar síndrome metabólico que los participantes de menor consumo. Los datos de diabetes tipo 2, estuvieron basados en ocho estudios de cohorte que incluyeron 310,819 participantes y 15,043 casos de diabetes tipo 2, en los que los participantes con mayor consumo de bebidas azucaradas tuvieron 26% más riesgo de desarrollar diabetes que los participantes de menor consumo.
Un estudio prospectivo reciente con datos del Estudio de Cohorte de Enfermeras de Estados Unidos de América encontró que las mujeres que consumen una o más porciones de refrescos endulzados con azúcar al día tienen un riesgo significativamente más alto de contraer diabetes mellitus tipo 2 respecto de aquellas que consumen menos de una porción al mes.
¿Será una coincidencia el hecho de que seamos los mexicanos los mayores consumidores de refrescos en el mundo y presentemos los más altos índices de sobrepeso, obesidad, diabetes y mortalidad por diabetes en el mundo? Para la autoridad eso parece ser sólo una coincidencia: según la Cofepris el etiquetado de los refrescos no engaña a los consumidores; para la Secretaría de Salud y la Secretaría de Economía, la publicidad que realizan las refresqueras no representa ninguna amenaza para la salud de la población, pueden hacerla de la manera que quieran, pueden invadir los entornos urbanos y rurales, pueden decir lo que ellos quieran. El Presidente aplaude el incremento de sus inversiones y el sistema de salud se colapsa por la epidemia de sobrepeso y obesidad. La ENSANUT 2012 informa que la diabetes aumentó 30% entre 2006 y 2012 y el sexenio termina con alrededor de 500,000 mil muertes por diabetes.